TransCluaViva o "la casa del amor", una asociación que promueve todas las culturas trans

Cataluña, España

3/15/20236 min leer

    En busca del segundo destino de nuestro viaje por España, confiábamos, como es habitual, en nuestras reuniones y en la suerte del “último minuto” (la planificación no fue nuestro fuerte). Así que consultamos a los miembros de La Surera para descubrir si conocían un lugar que nos permitiera continuar nuestras aventuras y nuestro documental.

Para esta siguiente etapa de nuestra hazaña, anhelábamos tener una inmersión en una utopía rural concreta, un espacio creado por y para la comunidad queer. A pesar de que la inclusión, en su sentido más amplio, era la consigna en todos los sitios que habíamos visitado, no podíamos evitar sentir la falta de representación, en los entornos rurales. De hecho, una persona LGBTQI+ que conocimos en El Barrio de los Lentillères (Dijon) nos compartió su experiencia de haberse mudado a un entorno urbano después de enfrentar dificultades para encontrar espacios verdaderamente inclusivos.

Valentina nos puso en contacto con Río, une amige que había explorado toda España en busca de comunidades queer en contacto con la naturaleza. Fue elle quien nos conectó con la asociación TransCluaViva, donde elle misme pasó un año inolvidable.

Así continuamos nuestra travesía por las tierras ibéricas, aterrizando en la pintoresca aldea de Clua de Meía, en la región Catalana**. Un pequeño rincón encantador con casas de piedra, rodeadas de grutas excavadas en las laderas de las montañas, que en su día albergaron a los trogloditas. Es aquí donde encontramos la sede de TransCluaViva, un espacio seguro en pleno entorno rural, refugio para las minorías de género, personas sin documentos y migrantes, y para todos aquellos que han sufrido discriminación.

Desde el primer momento en que conocimos a Cristina y Diana, una pareja de lesbianas, y a sus dos adorables hijas, Candela, de 13 años, y Nit-Chié, de tan solo 7 meses, supimos que habíamos tomado la decisión correcta al visitar este lugar. La pequeña familia reside aquí durante todo el año, mientras que ambas mujeres tienen un despacho de abogacía en defensa de los derechos de las minorías y las activistas.


TransCluaViva no es solamente su historia, es también el resultado de la colaboración de muchas otras personas que se unen por una noche, un festival, un fin de semana, algunas semanas o incluso años. Su puerta siempre está abierta.

TransCluaViva no es únicamente una construcción, sino también un concepto. Su origen se remonta a una casa autoconstruida por un grupo de amiges, sin pensar en las implicaciones a largo plazo. La pregunta que surgió fue: ¿qué hacer con una casa tan grande? Compartirla era la elección obvia. Compartir espacios es una filosofía de vida para Diana y Cris, que se inspira en el pensamiento anarquista, considerando el territorio y el espacio como lugares de convivencia, en lugar de considerarlos simplemente como propiedad privada. Es importante destacar que la región, en particular las montañas del Montsec, justo por encima del pueblo, desempeñó un papel crucial en la historia anarquista durante la Guerra Civil Española entre 1936 y 1939. Esta área fue testigo de un importante frente de resistencia anarquista, lo que dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de la comunidad.

Además, en la década de 1980, la región fue centro de un movimiento neo-rural y la revista anarquista Ajo Blanco, que promovía la ocupación y repoblación de territorios y pueblos que habían sido abandonados, unió a los repobladores de Clua. Los antepasados de Diana fueron uno de los muchos que se instalaron en el pueblo de Clua con un enfoque crítico y el deseo de construir un modelo de autosuficiencia en armonía con el entorno. A lo largo de los años, la población del pueblo ha ido creciendo nuevamente, y TransCluaViva se dedica a mantener vivos los ideales de resistencia y pensamiento crítico, promoviendo nuevas formas de entender la vida, el amor y la familia.

En TransCluaViva, todo está diseñado y organizado para acoger, apoyar y dar visibilidad a las "culturas trans y disidentes", donde la disidencia se entiende como cualquier cosa que desafía la norma establecida. Durante nuestra visita, tuvimos el privilegio de asistir a un concierto de Michelle, una cantante trans, en la iglesia del pueblo, que se ha convertido en una versátil sala polivalente. La creencia en la cultura y las artes como medios de expresión y liberación es fundamental en este lugar. Diana y Cris no solamente desean vivir en comunidad, sino que también desean que cualquiera que visite TransCluaViva tenga la oportunidad de desarrollar sus proyectos artísticos o culturales, escribir un libro, grabar un álbum... ¡o incluso realizar un documental, como nosotres! Todos los eventos, conciertos y festivales se llevan a cabo en la iglesia desacralizada del pueblo, que ha sido transformada en una sorprendente sala polivalente, con múltiples usos.

Aquí, la inclusión no es una palabra teórica, sino una realidad que nos sorprendió por su desorganización. Cada individuo hace lo que considera adecuado, confiando en las buenas intenciones de los demás, ya que todos saben que no todos pueden contribuir de la misma manera. A las chicas no les gustan los horarios; un calendario estructurado de lunes a domingo les resultaría deprimente y generaría conflictos. Además, existen otros espacios, como la caravana en el jardín, que se han concebido como refugio para personas racializadas o queer, proporcionando un espacio aparte para alejarse del colectivo.

No obstante, la complejidad de una microaldea como Clua de Meía radica en la escasez de jóvenes, lo que imposibilita la creación de una escuela local. Candela, por ejemplo, ha crecido sin amigos de su edad en la aldea, pero ha compensado esta carencia al establecer vínculos significativos fuera del pueblo. Es una rareza contar con tantas tías y abuelas en todas partes.

En cuanto a la apertura al territorio, las grandes festividades han tenido un impacto significativo en la mentalidad de la región, presentando otros mundos imaginarios. La asociación trabaja incansablemente para forjar relaciones con diversas asociaciones locales, mantener la comunicación con el ayuntamiento y permitir que los habitantes de la localidad se unan a "la casa del amor" para disfrutar de conciertos o pasar un fin de semana inolvidable. No obstante, la radicalidad de los compromisos del grupo se ha enfrentado a una fuerte oposición, especialmente de una vecina quesero del pueblo, cuyos intereses contrastan notablemente con los de TransCluaViva, lo que genera una convivencia compleja.

Hace algunos años, la asociación acogió un importante encuentro antirracista, una reunión mixta de mujeres y personas no binarias racializadas, que atrajo a movimientos y asociaciones antirracistas de toda España, con el propósito de colaborar y organizarse de manera conjunta. Julieta, una de las participantes, destacó la importancia de encontrarse en un espacio natural «no extractivo para nuestros cuerpos ni para la tierra», ya que “una parte de nuestras heridas migratorias consiste en no poder conectar con el territorio, acceder al cuerpo de la madre y sanarlo, y sanarnos a través de él”. Por lo general, estas heridas nos vinculan con la ciudad o el campo, pero con un enfoque extractivista de nuestro cuerpo y de la tierra.

Desde entonces, se ha mantenido un fuerte vínculo. Julieta ofrece talleres de cocina salvaje para experimentar la unión con alimentos y cultivos locales. Durante nuestra visita, también ayudamos a preparar y reparar los contenedores de verduras en el huerto, que se utilizarán para cultivar en sintonía con la agroecología, utilizando el Sistema Milpa, una ingeniosa técnica de cultivo intercalado originaria de los antepasados amerindios. El Sistema Milpa combina el cultivo de tres áreas de verduras que se benefician mutuamente: el maíz, las frijoles y la calabaza. El maíz sirve como soporte para las judías trepadoras, que enriquecen el suelo con nitrógeno, fomentando el crecimiento de las otras plantas. La calabaza protege el suelo del calor y la erosión con sus grandes hojas que retienen la humedad y sus espinas que protegen a las demás plantas de los herbívoros. En resumen, un enfoque fascinante.

En definitiva, la fórmula mágica de TransCluaViva se podría resumir de la siguiente manera: combina un elixir de pensamiento anarquista y antirracismo con el mejor espíritu punk, añade una pizca de ecofeminismo latinoamericano y una mirada de semillas de resistencia. Una revolución de un “todo” con énfasis en fuerza, la liberación de la tierra y los cuerpos, dando origen a lo que se denomina "la casa del amor".

***España está dividida en 17 regiones, conocidas como "comunidades autónomas", que pueden compararse con estados federados, cada una con un grado de autonomía y que representan el primer nivel de subdivisión territorial."